martes, 15 de abril de 2014

~Capítulo 2 || Louis y tú ♡ || 72 días junto a él



—Feliz verano chicos. Nos vemos el año que viene— dijo mi profesor mientras yo miraba mis notas - que por cierto, no estaban nada mal-, justo dos segundos antes de que sonara la campana.

Todos se levantaron corriendo y salieron casi volando. No miento si digo que parecía High School Musical, pero sin bailes ni canciones.

Salí del edificio detrás de todos esos adolescentes hormonados y eufóricos por el verano.

—Bueno, por fin terminó esta tortura — dijo Alex, que estaba junto a Jake y Jess esperándome. Empezamos a caminar hacia la salida para ir a nuestras casas.

—Sí, ya era hora — dijo Jess.

Estuvimos hablando unos minutos más, hasta que Jess y yo teníamos que ir por un camino distinto al de ellos.

—¿Vamos _____? — me preguntó Jessica.

—Sí. Adiós chicos — me despedí. Me acerqué a Jake y le di un beso. Me guiñó un ojo y me di la vuelta para ir con mi amiga.

Caminábamos en silencio, para nada incómodo; cada una sumergida en sus pensamientos. Entonces sonó mi móvil. Lo saqué de mi bolsillo y en la pantalla apareció que era mi madre la que llamaba.

—¿Hola? — respondí.

—Hola cielo, ¿todo bien? — preguntó mi madre al otro lado del teléfono.

—Sí. Las clases aburridas, pero bueno. ¿Querías algo?

—Sí. Te llamaba para decirte que no iré a comer a casa; tengo que terminar una cosa en la oficina. Llegaré sobre las cinco. Si quieres puedes decirle a Jess que vaya a casa. Pedís unas pizzas y coméis juntas.

—Vale. Gracias mamá.

—Por cierto, ¿qué tal las notas? — preguntó interesada.

—Todo notables y sobresalientes — respondí orgullosa. En realidad, no tenía ningún sentido. Es decir, en clase no atiendo; es más, casi siempre me echan. Y en mi casa estudiaba lo que viene siendo poco.

—Muy bien cariño. Nos vemos a la tarde.

—Hasta luego mamá.

Colgué y volví a meter el móvil en el bolsillo.

—Mi madre dice que se quedará en el trabajo hasta tarde. Así que si quieres puedes venir a mi casa y... — comencé a explicarle, pero me interrumpió.

—¡PIZZA! — gritó. Yo solté una risita y asentí. Sí, amamos la pizza. Porque las pizzas molan. Porque las pizzas tienen mucho swag. Porque las pizzas... — ¿_____?

—Perdona, estaba halagando las pizzas en mi mente. ¿Decías?

—Sólo tú halabas pizzas... Llamaré a mi madre para pedirle permiso. Aunque ambas sabemos la respuesta.

Jess llamó a su madre, mientras yo le daba pataditas a una piedra que me encontré por el camino.

—¿Y bien? — pregunté cuando vi que colgaba.

—Próximo destino: pizza en mi estómago.

Reí y seguimos caminando hasta llegar a mi casa. Subimos por las escaleras -pues era el segundo piso, y no somos tan vagas-, abrí la puerta y dejé pasar a Jessica. Como quien está en su casa, tiró su mochila al suelo, se quitó los tenis y se tiró en el sofá del salón. Reí y cerré la puerta.

Cogí el teléfono fijo y marqué el número de la pizzería.

—¿Barbacoa? — le pregunté a Jess.

—Obviamente.

Hice el pedido: dos pizzas barbacoa, mientras Jess pasaba canales y canales sin detenerse en ninguno.

—Hasta luego, gracias — colgué el teléfono y miré a mi amiga, que seguía entretenida pasando canales — Dicen que tardará media hora. ¿Qué quieres hacer?

—No lo sé.

Estuvimos un rato decidiendo qué podíamos hacer, pero no había nada que nos agradara a las dos.

—Pues entonces contaremos chistes hasta que vengan las pizzas — propuse.

—Está bien, empieza.

—Había un... — comencé a contar un chiste, pero el timbre de la puerta me interrumpió.

¿En serio? ¿Llevamos media hora pensando qué hacer y las pizzas llegan justo cuando lo decidimos? El karma está en mi contra.

Me levanté y volvieron a tocar.

—Ya va, ya va — dije como si pudiese oírme. Estaba claro que no me oía, pues él aún estaba en la calle y nos separaban dos pisos de altura.

*Una hora después*

—Vale, ya está, ya está — dijo mi amiga intentando calmarse.

Después de comer las pizzas nos habíamos puesta a hacer tonterías -para variar- y nos había dado un ataque de risa.

—¿De qué nos reíamos? — pregunté limpiando alguna lágrima que se me había escapado. Ella se encogió de hombros dándome a entender que no lo sabía — Voy al baño. Vuelvo enseguida.

Fui al baño, hice mis necesidades y me lavé las manos. Cuando volví al salón, Jessica ya tenía sus tenis puestos y la mochila en su espalda.

—¿Ya te vas? — pregunté triste.

—Sí, lo siento. Mi madre me ha llamado y me ha dicho que Bryan está malo y lo va a llevar al médico, así que tengo que cuidar a Alison — dijo refiriéndose a sus hermanos pequeños.

—Bueno, vale. ¿Nos vemos mañana?

—Claro. Así convencemos a tu madre para lo del campamento — dijo. Mierda, lo había olvidado — Adiós.

Besó mi mejilla y se fue.

Me senté de nuevo en el sofá. ¿Y ahora qué hago? Esto es aburrido. Y deprimente.

Estuve pensando unos minutos hasta que decidí llamar a Jake y decirle que si quería venir.

—¿Hola? — contestó.

—Hola feo.

—Oh, hola _____. ¿Qué pasa?

— ¿Quieres venir a mi casa?

—Pff...— resopló — No me apetece mucho. Estoy cansado.

—Es que estoy sola en casa y me aburro — dije. Mierda... ahora pensará otra cosa.

—Está bien. Voy para allá.

—Adiós, te quiero — me despedí.

—Igual — colgué. Me senté en el sofá de nuevo y esperé a que viniera Jake.

Esperé unos veinte minutos y le abrí a Jake la puerta de la calle, y un minuto después la de mi casa.

—Hola bonita — dijo rozando mis labios, aún en la puerta. Sonreí y le besé.

Cerró la puerta con el pie mientras ponía sus manos en mi cintura. Di un pequeño salto y rodeé su cadera con mis piernas y su cuello con mis brazos. Me llevó hasta la pared de al lado de la puerta y pegó mi espalda a ella, mientras nos seguíamos besando. Sabía a dónde iba a llegar esto, y no sabía muy bien si esto era lo que quería.

Bajó sus labios a mi cuello y sus manos a mi trasero.

—Jake... — susurré, mientras él seguía en mi cuello.

—¿Qué?

—No... no puedo...

—¿Qué? ¿Por qué? — se separó de mí, me bajó al suelo y me miró fijamente.

—No estoy preparada para esto Jake... — dije mirando mis calcetines. Él se dio la vuelta y se pasó la mano por el pelo, frustrado.

—¿¡ENTONCES PARA QUÉ MIERDA ME LLAMAS DICIÉNDOME QUE ESTÁS SOLA EN CASA!? — gritó enfadado.

—¡PORQUE ME ABURRÍA JAKE! ¡LAS PAREJAS NO ESTÁN SÓLO PARA ESO! TAMBIÉN HABLAN, ¿SABES?

—¡CLARO QUE LO SÉ! ¡ES LO ÚNICO QUE HACEMOS! ¿CÓMO QUIERES QUE NO LO SEPA?

—Para follar están las putas, Jake — dije bajando el tono de voz — Vete de mi casa — dije abriendo la puerta mientras una lágrima amenazaba con salir.

—_____...

—Vete — le interrumpí.

Me miró por última vez y salió de mi casa. Cerré la puerta con un portazo y volví al sofá.

No sabía cómo sentirme, así que tan sólo encendí la televisión y vi una película hasta quedarme dormida.

*Al día siguiente*

Desperté en el sillón del salón con una manta encima. Estiré mi cuello y mi espalda. Oh, mierda, me dolía todo. Eso me pasa por no dormir en mi habitación.

Desbloqueé mi móvil y miré la hora: nueve y media. ¿Qué hago yo despierta tan temprano en verano, y además sábado?

Me levanté y fui hasta mi cuarto para coger ropa limpia y luego darme una ducha fresquita. Abrí mi armario y cogí lo que me pondría: http://www.polyvore.com/cgi/set?id=118087245&.locale=es

Fui hasta el baño y me duché. Me sequé, me vestí y me peiné. Bajé a la cocina y vi a mi madre haciendo el desayuno.

—Buenos días — saludé dándole un beso en la mejilla.

—Hola cielo. ¿Qué haces despierta tan temprano?

—No lo sé. Es muy raro.

—Sí. Lo sé.

—¿Puede venir hoy Jess?

—Claro — sonrió. Le devolví la sonrisa y le ayudé con el desayuno. Cuando terminamos de prepararlo, desayunamos juntas y recogimos la cocina.

Subí a mi cuarto y puse música a todo volumen: Shot me down - David Guetta. Cogí mi móvil y llamé a Jess.

—¿Quién eres, qué quieres, y por qué me despiertas tan temprano? — respondió Jess al otro lado de la línea.

—Buenos días a ti también. Estoy bien, gracias, ¿y tú?

—¿_____?

—No, Bob Esponja — respondí sarcástica.

—¿Qué quieres?

—¿Vienes?

—Media hora y me tienes allí.

—Nos vemos.

Cuando comencé a ordenar mi habitación sonaba Animals - Martin Garrix.

—¡_____! ¡Jess está aquí! — gritó mi madre desde la entrada. Wow, ¿ya había pasado media hora?

—¡Voy! — grité.

Fui hasta la entrada y me encontré a ambas hablando de no sé qué.

—Hola tonta — me saludó.

—Hola fea — besé su mejilla.

—Bueno, estaré por ahí — dijo mi madre con una sonrisa.

—¡Espera Christine! — dijo Jess — _____ y yo queríamos comentarte algo.

—¿Ah sí? — pregunté.

—Sí.

—Está bien. ¿Qué pasa? — preguntó mi madre.

—Bueno... Pues... tengo unos amigos, que _____ no conoce, pero son buena gente y muy simpáticos — comenzó a explicar Jess — Y resulta que el tío de uno de los chicos, es el dueño de un campamento, y siempre les invita a pasar el verano.

—¿A dónde quieres llegar Jessica? — preguntó mi madre con una pequeña sonrisilla.

—Me han dicho que puedo llevar a una amiga y... bueno, se lo comenté a _____ y quiere ir.

—¿Fechas y precio?

— Nos vamos este miércoles, el veinticinco y volvemos el jueves cuatro de septiembre. Y es gratis. El tío de mi amigo lo paga todo; total, es suyo.

—Wow... Eso es mucho tiempo. ¿Estás segura de que quieres ir? — me preguntó mi madre.

—Sí. Será divertido mamá. Por favor.

—¿Dónde está ese campamento?

—Son como tres horas en coche desde aquí. Está cerca de Stratford — le explicó Jess.

—Por favor mamá. Ya tengo diecisiete. Sé cuidarme sola — puse cara de perrito. Ella suspiró.

—Bueno, supongo que estás creciendo... Así que... El lunes haces las maletas.

—¡Sí! — celebramos Jess y yo.

—Gracias mamá — le abracé.

Jess y yo subimos a mi habitación. Estuvimos hablando y riendo. Le conté lo que había pasado con Jake, pero pronto volvimos a reír.

Fueron pasando los días y ya era martes, por la mañana. Yo aún dormía cuando sonó mi móvil.

—¿Qué? — respondí de mala gana.

—Hola princesa.

—¿Jake? — dije mientras me incorporaba y me sentaba como un indio. No habíamos vuelto a hablar desde que vino a mi casa.

—Sí... ¿Qué tal?

—¿Qué quieres?

—¿Puedo ir a tu casa?

—¿Para qué?

—Necesitamos hablar. ¿Puedo? — preguntó. Yo suspiré antes de responderle.

—Está bien.

—Genial. Ahora nos vemos. Te quiero.

Colgué. Sin despedirme ni responderle a su "te quiero". Realmente no sabía si había sido buena idea decirle que viniera, pero conociéndole, iba a venir de todas formas.

Me levanté de la cama y fui hasta el baño a darme una ducha. Me sequé, me vestí y me peiné dejando mi pelo húmedo y suelto. http://www.polyvore.com/cgi/set?id=119004558&.locale=es No me puse zapatos ni me maquillé. Total, para estar en casa.

Volví a mi habitación y la recogí un poco. Entonces entro mi madre a mi habitación.

—Buenos días cielo — me saludó y me dio un beso en la mejilla.

—Hola — sonreí.

—Voy a ir a ver a la abuela, ¿quieres venir?

—Lo siento, acabo de quedar — le respondí con una mueca — Va a venir Jake.

—¿Pero no estabais enfadados? — preguntó. Suspiré.

—Quiere arreglarlo.

—Bueno, pues suerte —besó mi mejilla —Volveré a la hora de comer.

—De acuerdo. Dale un beso a la abuela de mi parte. Y dile que siento no poder ir.

—Lo haré.

Salió de mi cuarto y me tiré en mi cama.

Empecé a pensar en la discusión con Jake. ¿Y si era él el que tenía razón? ¿Y si ya es el momento? Pero, ¿es él el indicado?

El timbre de la puerta interrumpió mis pensamientos. Jake.

______________________________


¡Hola! Sí, este era antes el capítulo uno, pero lo que hemos hecho, es dejar la intro mucho más corta y lo otro es ahora el capítulo uno, pero sigue siendo igual, así que NO PASA NADA.

Haz click AQUÍ y AQUÍ :3

Vota en las encuestas que hay en el blog, comenta, y sobre todo, SÉ FELIZ.

No hay comentarios:

Publicar un comentario